Hace dos años, los campesinos de Risaralda sacaban en promedio, 25 cargas de panela por hectárea de caña. Hoy producen 100 cargas, es decir, cuatro veces más que en 1989. Las razones de este incremento en los rendimientos de producción tienen su origen en el establecimiento de hornillas o trapiches comunitarios, los cuales se caracterizan por:
Actitud empresarial de los agricultores, investigación de nuevas variedades, menores costos de producción y modernización del establecimiento panelero.
Lo mejor de todo es que el aumento de la productividad se logró sin que los cultivadores de caña hayan tenido que realizar grandes inversiones para el montaje de trapiches y hornillas en sus respectivas fincas.
Después de un estudio realizado por el comité risaraldense de la Federación Nacional de Productores de Panela (Fedepanela), el gremio diseñó un programa de construcción de hornillas comunitarias, las cuales se alquilan a los campesinos para que muelan la caña producida en sus fincas y elaboren la panela.
Este sistema funciona a través de turnos, de acuerdo con la disponibilidad de caña que tenga cada agricultor.
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