La panela tiene su origen en la caña de azúcar, planta originaria de Nueva Guinea que llegó a Colombia en la época de la conquista española en 1538 y se fue expandiendo a lo largo y ancho del territorio nacional. En ese tiempo las casas de los campesinos tenían pequeños trapiches poco estructurados que eran usados para moler la caña y producir el famoso guarapo.
En “Esbozo Histórico sobre la Caña de Azúcar” el escritor Víctor Patiño cuenta que alrededor de sesenta mil hombres africanos llegaron a Colombia en 1650 para encargarse de la mano de obra en los cultivos de caña, que se desarrollaron en tierras de clima cálido. Aunque este arduo trabajo se dio por muchos años, los avances tecnológicos y las nuevas herramientas permitieron que se reemplazara la fuerza humana y animal por motores y sistemas hidráulicos que hacían la tarea mucho más fácil.
Después de conocer la historia de este dulce producto, famoso en toda Colombia, debes saber que también hace parte de la gastronomía en otros países del continente americano; por ejemplo, es popular en Venezuela, en México se le conoce como Piloncillo, otros países de Centro América le llaman Papelón y en Bolivia, Perú y Ecuador se le llama Chancaca, naciones en las que es utilizado en distintas preparaciones y platos típicos.
Tener en la mesa este delicioso manjar requiere de un gran proceso de sembrado, extracción, molienda y prensado, en el cual participan diferentes personajes, cada uno con una función distinta. El prensero, el bojotero, el relimpiador, el atizador, el pailero, el templador, la cocinera, entre otros, son indispensables en la producción. Más adelante explicaremos ese proceso y cómo se llega al resultado de los bloques de panela.
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